meditación para el trabajo

miércoles, 13 de abril de 2016



Hellinger: Cierren los ojos, miren a la vida de ustedes y a los trabajos que en la vida ya tuvieron, muchos tipos de trabajos. Fáciles y difíciles y cada trabajo les regaló algo especial, con todo trabajo hemos crecido.

Ahora miramos a cada unos de nuestros trabajos, uno trás otro y les decimos “gracias, tomo lo que tu me has dado y transmitido, lo que tu me has dado es una plenitud, ustedes mis muchos trabajos me han hecho rico, vivo, capaz de hacer muchas cosas en especial capaz para amar”.

Respetar la grandeza del padre.

¿Cómo estás ahora?, (El cliente le dice que bien).

Ahora les digo el secreto, ¿Cómo sabía yo desde un principio qué es lo que debía hacer? La persona que tiene una barba como él, proviene de una familia donde la madre desprecia al padre y también con la familia de su padre era lo mismo. También el padre proviene de una familia donde la madre desprecia al padre y el camino iba a través del padre.
Si no tienes trabajo y no te interesa entonces dile a tu padre: soy como tú, permanezco despreciado y pequeño. Y ahora reconociste su grandeza y ahora está detrás de ti para tu grandeza.

El tema es el amor oculto en el trabajo y en la profesión.
Muchos no tienen éxito y tampoco quieren trabajar. Tienen un amor secreto, como por ejemplo, aquí hacia el padre y eso es su grandeza. Pero la imagen es la imagen de un niño. Y aquí sale a la luz cómo el padre es grande. Por supuesto cada padre es grande. No importa lo que digan u opinen otros. Ni cuales sean las imágenes internas. Cada padre ha hecho la mayor obra, la más grande. No hay nada más grande, ni más grandioso. Por eso, todos nosotros miramos hacia arriba cuando miramos a nuestro padre y entonces tenemos trabajo.

Transgredir el orden de jerarquía. Amor infantil. Tipos de consciencia.

¿Ustedes se dan cuenta de que no la miro, a la cliente? ¿Por qué?
Entonces con más facilidad me pongo en sintonía con ella. No permito que nada de fuera me influencie a pesar de que muchas veces lo hago. Pero aquí permanezco conmigo mismo. Y ahora me surgen imágenes internas. Es ella y su madre, veo a su madre y ahora me comunico y contacto con la madre y veo una niña que grita y ahora estoy preparado.

(…)
Aquí lo pudimos ver. La madre giró en sentido opuesto al padre y miraba al piso, a una muerta. Y mi imagen era que era una hija muerta. Pero cuando la coloqué allí, la madre miró en otra dirección no encaraba eso y en su lugar fuiste tú, te colocaste en lugar de ella (la madre).
Dijiste: “yo me ocupo por ti”, ¿pero que significaba exactamente? Le dijiste: “yo muero en tu lugar”
¿Y entonces como puedes vivir?
¿Cómo puedes trabajar?
¿Cómo puedes ayudar a alguien?
Cuando te retiré, la hija muerta fue junto a la madre y ellas se abrazaron. Como tu querías hacerlo antes, aunque no te correspondía. Ahí es donde se transgrede. Se da muy a menudo y este orden de jerarquía se transgrede por amor. Es un amor infantil, sin fuerza y siempre fracasa. Este amor infantil jamás se logra. Y al final lleva a la muerte, por lo menos en lo que respecta a la sensación interna.

Tú le dices a tu madre: yo me muero en tu lugar. Pero ella ni le importó, no era necesario que le importara, porque tú te pusiste en el lugar de ella.

Y después a tu padre le dijiste: yo lo hago para ti, yo te consuelo, me pongo en tu lugar.
¿Y como mujer que le puedes dar a tu padre? ¡Nada!
Entonces configuré a alguien más y era evidente, era una pareja anterior del padre, ella era importante pero tu te colocaste en el lugar de ella y entonces ellos dos no pueden reconciliarse. Te interpusiste, volviste a lastimar el orden, pero con amor.
¿Cuál es el resultado? Te quedas sin hombre y sin hijo. Este es el resultado. Y al final nadie te necesitaba. Lo importante es reconocer eso, que no eres necesitada, que estás en el lugar equivocado. Que ellos, lo propio lo hacen ellos, cuando tú no te interpones. Eso es amargo a veces pero con esta actitud de querer ayudar, trabajas con mujeres mayores (sin cobrarles por ser mayores). ¿Con qué fuerza? Sin nada de fuerza. Tratas con niños. ¿Te das cuenta de la diferencia? Mucha suerte.

¿Con quién trabaja realmente? Trabaja con niños, mira a las mujeres mayores como si fueran niños.

También hay algo divertido, pero las consecuencias para todos son graves, porque el orden queda patas arriba. Eso fue el desorden en la familia. Lastimar el orden de jerarquía en la familia, se da muy, muy a menudo y los hijos que quedan involucrados no pueden escaparse. Porque lo hacen con una consciencia tranquila. Y haciéndolo se sienten inocentes y al mismo tiempo se hacen grandes. Lo que acabamos de ver aquí. Es la dinámica básica que hay detrás de toda tragedia.

También detrás de tragedias en personas, en familias, en la vida pública, en el trabajo y en empresas. Están en conflicto entre ellos. Y la primera consciencia con la que estamos familiarizados, es decir con la “consciencia personal“, se siente como culpa e inocencia. Y esa “consciencia personal” tiene una función fundamental, una de las dos funciones diferentes.

La función de la consciencia es la de unirnos a nuestra familia. Y la consciencia actúa como el sentido del equilibrio. Si nos salimos del equilibrio, perdemos el equilibrio de inmediato y tenemos una sensación desagradable. Y esa sensación negativa nos obliga a corregirnos, para poder estar en equilibrio. Es decir, que el sentido del equilibrio opera con dos sensaciones: bienestar y malestar. Si perdemos el equilibrio, enseguida nos sentimos mal y eso es el malestar que nos obliga a corregirnos de inmediato. Cuando estamos en equilibrio nos sentimos bien. Y la consciencia funciona de un modo similar. Si nos comportamos de una manera que pone en riesgo la pertenencia a nuestra familia, tenemos mala consciencia.

Aquí mala consciencia significa: debo temer no pertenecer más y la necesidad de pertenencia es la necesidad más profunda que exista. Por eso corregimos de inmediato nuestra actitud de manera a poder estar seguros de que nuevamente podamos pertenecer y luego nos sentimos bien, tenemos una consciencia buena y tranquila.

Es decir, que la buena consciencia no significa otra cosa que el estar seguro de poder pertenecer. Ahora hay una segunda consciencia y esta consciencia es inconsciente, es una “consciencia colectiva” y es anterior, más antigua que nuestra “consciencia personal“.

Se puede comparar con el cerebro, está el cerebro primal que es mucho más antiguo que el otro cerebro grande y reacciona de inmediato, antes de que podamos pensar. Incluso uno puede comparar esa otra consciencia con el cerebro primal, es anterior. Esta consciencia sigue dos leyes fundamentales que son importantes para la supervivencia, especialmente importantes.

La primera ley dice que todos los que pertenecen tienen el mismo derecho a la pertenencia, ya lo expliqué aquí. Originalmente los seres humanos vivían en pequeños grupos, como hordas y todavía existen pueblos que viven así, por ejemplo el caso de los Masai. En el pequeño grupo es inimaginable que alguien quede excluido, todos pertenecen. Si queda excluido se muere.
Y esa consciencia por así decirlo, nos obliga a reconocer que todos tenemos derecho a la pertenencia.

Ahora en la evolución del ser humano, en la cual se desarrolló la otra consciencia, esa “consciencia personal“, alguien puede separarse, (en el otro grupo nadie podía separarse) y bajo la influencia de esa otra “consciencia personal” también podemos excluir a alguien y negarle el derecho de pertenencia a alguien.

¿Se pueden imaginar que en esa horda original, se podía abortar a un hijo? Era inimaginable. Todos pertenecían, cada uno era importante.

Entonces si nosotros ahora bajo nuestra “consciencia personal” excluimos a alguien, se activa la “consciencia colectiva” tratando de completar nuevamente a ese grupo. Y entonces más adelante alguien debe reemplazar al miembro de la familia que fue excluido, teniendo que llevar una vida ajena, una vida diferente a la suya.

En este trabajo vemos que los excluidos son nuevamente integrados y eso también vale de cierta manera para muchas empresas. Cuando alguien es excluido, por ejemplo cuando se trata de una empresa familiar y alguno de los hijos es excluido, esto tiene un efecto inmediato. O cuando una empresa adquirió dinero a costa de otros que no son tenidos en cuenta, ni honrados, de inmediato se notará el efecto en la empresa. O cuando un yerno es incluido como un hijo entonces el orden se ve molestado, porque él ocupa el lugar de otra persona.

Esto es la primera ley. Y esto hay que tenerlo en cuenta también en la profesión.

Yo ya se que solo se puede escuchar durante 7 minutos y ya hablé durante 8 minutos … y ahora dado que se rieron, puedo empezar de nuevo 4 o 5 minutos más.

La segunda ley de la “consciencia colectiva” es: que hay un orden de jerarquía. En la horda original estaba muy claro, los que estaban primero tenían prioridad, es decir, los mayores del grupo probablemente hayan sido los abuelos o incluso bisabuelos, nadie les discutió su lugar y luego llegaron los padres y luego llegaron los hijos. Y cada uno tenía su lugar. Algunos estaban arriba, los otros abajo y otros en el medio, exactamente en el lugar adecuado. Y con el correr del tiempo los que estaban abajo fueron subiendo, pero siempre en el lugar correcto de acuerdo a la edad.

No se podía uno imaginar que un hijo le dijera a la madre yo soy mejor, … ¡¡inimaginable¡¡. Eso lo vi en Sudáfrica con los zulúes, es inimaginable que uno se ubique por encima de sus padres. Impensable. O que los padres se comportaran como si fueran hijos, esperando que los hijos les den algo, como si ellos fueran los grandes y los padres los pequeños. Aquí el orden es todavía claro. Pero ahora bajo la influencia de la “consciencia personal“, los hijos transgreden la orden de jerarquía, interviniendo en algo que les correspondes solamente a los padres. Por ejemplo: queriendo salvarlos, hacerse cargo de algo por los padres, como pudimos observarlo aquí.

Ahora en el caso de una tragedia, el héroe siempre es un niño, en su alma siempre es un hijo y quiere hacerse cargo de algo que pertenece a los que estuvieron antes que él. Por ejemplo: quiere salvar a sus padres, o quiere vengarles. Cuantas guerras se dan porque hay hijos que quieren vengar a sus ancestros y siempre terminan con la muerte del héroe. Es una ley divina, el orden de jerarquía actúa como una ley divina. Y cada trasgresión tiene consecuencias graves.

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